Historias de Publicidad
Mientras el niño, cada que podía, hablaba con Santa para convencerle de que se estaba portando bien y, por tanto, se merecía el tan anhelado regalo que había pedido; Santa pedía con toda su fe que el fabricante de dicho obsequio tardara, por lo menos, un par de años en publicitar la siguiente versión.
Comentarios
Publicar un comentario